——Rey Demonio Erinyes 

 

Ese es el nombre de la persona que una vez gobernó el continente sur. 

 

Tiene una belleza que vuelve locos a todos, y nadie puede resistirse a su hermosa voz. 

 

Es un ángel que cayó del reino divino, es conocida como el rey demonio caído. 

 

Se dice que fue derrotada y sellada por el salvador Abel hace mil años y continúa durmiendo en una prisión debajo de una de las 3 grandes mazmorras (Gran Torre de Babel). 

 

Todo el mundo en el continente sur conoce esa historia. 

 

Yo, Eugene Santafield, he crecido escuchando esa historia cientos de veces. 

 

Siempre creí que el Rey Demonio Erinyes era solo parte de un cuento de hadas, una existencia legendaria de un mundo distante… 

 

 

 

◇ 

 

 

 

— Huh… Director Uther. ¿enserio va a dejar que este estudiante le acompañe a la “prohibida”… séptima prisión? Creo que sería demasiado peligroso… 

 

Preguntó con preocupación un joven profesor de la Academia de Magia Lykeion. 

 

Debido a ciertas circunstancias, dejé mi ciudad natal y entré a la Academia de Magia Lykeion en la ciudad laberíntica ubicada en el centro del continente sur, y el primer día me llamó mi profesor. 

 

— No te preocupes, me haré responsable si llega a suceder algo. 

 

— Si el director lo dice, no diré nada más. 

 

Una conversación un tanto preocupante se desarrollaba enfrente de mi. 

 

— Eto… ¿a dónde vamos? 

 

— Lo verás cuando lleguemos. Eugene-kun, solo síguenos. 

 

— Hah… 

 

Siguiendo al director y al joven profesor, llegamos a una enorme puerta en la parte trasera de la escuela. 

 

Zuzuzuzuzu… 

 

Un misterioso mana escapaba de la enorme puerta. 

 

No espera, ¿esto es miasma?1 

 

— L-Lo siento director, ya no puedo continuar más. 

 

Cuando me di cuenta, note que el profesor que estaba con nosotros se había detenido unos pasos atrás. 

 

El directo dejo escapar un suspiro, y me miró con una mirada impresionada. 

 

— Eugene-kun ¿Te encuentras bien? 

 

—¿Huh? 

 

Cuando me hizo esa pregunta, incline la cabeza confundido, mire a mi alrededor y luego a mi cuerpo. No tengo ningún problema. 

 

No entendía porque el director me hizo esa pregunta. 

 

— Hahahahah, tal como lo imaginaba, como era de esperarse del único estudiante que aprobó el examen de magia blanca que hice por capricho, podrás entrar sin problema a la prohibida séptima prisión. 

 

El director se reía felizmente, me preguntó que le hace tanta gracia, pero hay algo más que me inquieta ¿Qué hay detrás de esa puerta? 

 

Hay cierta leyenda en el continente sur, se dice que este fue el lugar en el que lucharon el Salvador Abel y el Rey demonio Erinyes. 

 

Se dice que el rey demonio sigue sellada en este lugar. 

 

— Director, ¿Lo que hay detrás de esa puerta es…? 

 

….Gugugu… Gogogo.… 

 

El suelo tembló. Desde ayer ha estado temblando con mayor frecuencia. 

 

— Jiji, ¿Otra vez ese rey demonio? 

 

El profesor que estaba de espaldas a nosotros cayó de trasero. El director por otro lado solo se dedicó a darle una mirada un tanto preocupado. 

 

(…No espera, ¿Rey demonio?) 

 

Sentí curiosidad por las palabras que dijo el profesor y mire al director. 

 

El directo me mira fijamente. 

 

— Bien… Eugene-kun, hay algo que debemos decirte. 

 

—¿Sí? 

 

Asentí, mientras me sentía un tanto abrumado por el mana y el aura que emanaba el cuerpo del director. 

 

— Detrás de esa puerta está sellada el Rey Demonio Erinyes. 

 

— ¿¡…Hah!? 

 

Jadee, cuando dijo eso, mi cuerpo se tenso involuntariamente. 

 

El Rey demonio Erinyes, es una existencia conocida en todo el continente sur. 

 

Se cree que el Rey Demonio Erinyes2 todavía gobierna sobre el continente norte (continente demoniaco), pero fue hace mil años que gobernó el continente sur. 

 

— Todos esos terremotos que han estado ocurriendo desde ayer se deben a que despertó. 

 

— …¿¡Despertó!? 

 

No pude evitar alzar la voz. 

 

— Por eso tengo que ir a ver cómo va… De hecho, le caigo muy mal al Rey Demonio Erinyes. Bueno, es natural soy yo el que maneja su sello… Solo asomar mi cara haría que me mate. 

 

— …¿Entonces que quiere que yo haga? 

 

La academia de magia Lykeion es la mayor academia del continente sur. Se dice que el director de esa academia, el director Uther, es el mejor mago del continente. 

 

¿Hay algo que un estudiante como yo pueda hacer contra el Rey Demonio Erinyes, del cual ni el mejor mago del continente es rival? 

 

— El Rey Demonio Erinyes es un Rey Demonio gentil. No creo que atacaría a un chico… Probablemente. Por eso quiero que vayas en mi lugar. Por supuesto, he preparado un regalo para ponerla de buen humor. En el peor de los casos, puedes simplemente tirarlo enfrente de su prisión. 

 

— No, yo no puedo ir… Mejor dicho, ¿Por qué tengo que ir yo un estudiante? 

 

Hice esa pregunta obvia. Sin duda creo que habría gente mejor calificada para hacer esto que yo. 

 

Ante mi pregunta, el director abrió la boca gravemente. 

 

— El profesor que está sentado ahí, es el mejor en magia defensiva de la academia. 

 

— ¿Eh? 

 

Puse mis ojos en blanco y miré al profesor. 

 

— ¡No seas absurdo! ¡Podría haber entrado hace unos años! ¡Pero ahora... es culpa del director por invocar a criaturas míticas de otros mundos! ¡Por culpa de el ahora la séptima prisión es un caos y nadie puede entrar! 

 

El profesor grita a todo pulmón, por otro lado, el director parecía molesto. 

 

— ¿Que otra opción teníamos? Parecía divertido intentarlo. 

 

Dijo el director sin parecer lamentarlo. Pensé que el director era una persona estricta, pero resulto ser todo lo contrario. 

 

— Ahora, Eugene-kun. Lo que quiero que hagas es lo que te mencione antes. Por supuesto, no lo harás gratis. Si le entregas a el Rey demonio Erinyes nuestro regalo, ¡no te cobraremos la matricula durante un año! 

 

— ¿¡Matricula gratis por un año!? 

 

Es increíble. Al principio pensaba trabajar luego de terminar mis estudios. 

 

Antes trabajaba en el mismo lugar que mi padre, pero por ciertas circunstancias eso ya no será posible. 

 

Mi padre amablemente me perdono por las cosas que pasaron... o mejor dicho me echo de casa mientras decía: 

 

— Si simplemente vas a estar de vago en casa, ¡Mejor ve al extranjero y aumenta tu conocimiento! 

 

Originalmente mi padre pagó todos mis gastos escolares, pero me sentí un poco mal porque originalmente tenía la intención de independizarme. Por eso si pudiera ganarme los gastos de la matricula por mis propios medios, tendría cierto respeto de parte de mi padre. 

 

— ….Bien, acepto hacerlo. 

 

— ...¿¡Hablas en serio!? Eugene-kun, creo que deberías pensarlo más seriamente  

 

— Además, no puedo dejar pasar esta oportunidad para ver a la legendaria Rey Demonio Erinyes.3 

 

En si era mitad arrogancia y mitad sinceridad. Además, estoy seguro de que sería una buena anécdota para contarle a mi padre. 

 

— ¡Bien dicho! Como era de esperarse de un descendiente del Santo de la Espada. 

 

El director sonrió ampliamente. La frase 'descendiente del Santo de la Espada' fue algo que mi padre escribió sin mi permiso en mi curriculum. 

 

El 'Santo de la Espada' es una figura legendaria que hace 500 años logró traer paz al continente oriental. Parece que, esa persona es de mi linaje, Es un antecedente dudoso que no se puede demostrar, aunque sea cierto. 

 

— Entonces, ¿nos vamos? 

 

Cuando el director pronunció un extraño hechizo que no pude escuchar bien, la puerta negra se abrió ligeramente. Entonces el director entro rápidamente. Y yo lo seguí. 

 

...Zushin... 

 

….Cuando pasamos, la puerta se cierra con un sonido extraño. 

 

Volví los ojos hacia la prisión tan oscura como la cueva de un lobo. En medio de toda esta oscuridad una lampara mágica hace brilla todo. 

 

El director se mueve hacia la parte de atrás y yo le sigo a poca distancia. El aire se siente pesado. Me cuesta respirar. Lanzó todos los hechizos de protección que puedo utilizar a mi alrededor. 

 

...Zuzu....Zuzu...Zuzu... 

 

...Teke... Riri... Teke... Riri... 

 

...Shan... Shan... Shan... Shan 

 

…¡Cackle!... 

 

...Kuzukuzu... …Kuzukuzu... ...Kuzukuzu... 

 

La mazmorra está oscura. Y por todas partes se oyen sonidos de algo arrastrándose y gritos espeluznantes. 

 

Algunos gritos se oían como voces humanas mientras que otras parecían ser otra cosa... 

 

— ...Nee, ¿no quieres jugar? 

 

De repente, alguien me susurra esas palabras al oído. Y Cuando me di la vuelta, no había nadie. 

 

— Eugene-kun, esa es la voz de un espíritu maligno. No le prestes atención. 

 

— Ah, sí. 

 

Aunque estaba bastante asustado, me calmé y seguí al director. 

 

Después de caminar un rato, llegamos a la parte más profunda. 

 

El aire es pesado. No hace calor, pero no puedes dejar de sudar. 

 

Mi instinto me decía que era peligroso seguir adelante. 

 

— No puedo ir más lejos. El Rey Demonio Erinyes notara mi presencia. Toma esto Eugene-kun. 

 

Dicho esto, el director "sacó" una cesta de la nada. 

 

La cesta contenía pan, una botella de vino y frutos rojos. 

 

— ¿Ese es tu “regalo” para el rey demonio Erinyes? 

 

Si es esto es simple, pero... me pregunto si la pondrá de buen humor. 

 

— No se ha despertado en casi 1 millón de años y probablemente tenga hambre, así que supongo que la comida la pondrá de buen humor. Los frutos rojos son una fruta rara llamada la “fruta de la vida”. Nos costó bastante conseguirla, pero no tuvimos otra opción. 

 

— ¿¡Eh, La fruta de la vida!? 

 

— ¿La fruta legendaria que si la comes te hace inmortal? ¿Esa...? 

 

Cuando me quede perplejo, el director me empujo en el hombro con fuerza. 

 

— Te dejo con ello. Buena suerte, Eugene-kun. 

 

— Entiendo... Director Uther. 

 

El director me obligó a ir solo, al otro lado de la mazmorra. Oía mis pasos cada vez más fuertes. No tardé en encontrarme frente a una prisión más grande que las demás de las mazmorras. 

 

¿Y ahora qué hago? ¿Debo entregarle el “regalo”? ¿Debo hablar con ella?, me pregunto qué hacer... 

 

— …¿Quién anda ahí? 

 

Su hermosa voz me dio la sensación de que me echaban un valde de agua fría. 

 

Gire lentamente mi cabeza a la dirección de donde provenía la voz. 

 

— Nunca te había visto antes, chico. 

 

Ojos carmesis. 

 

Piel blanca como la nieve y cabello brillante como las estrellas. 

 

Y en su espalda hay grandes alas de color azabache. 

 

Y tal como las leyendas una hermosura. 

 

— Tú, ¿cómo te llamas? 

 

— E-Eugene Santafield.... 

 

— Bien, es un buen nombre, ven aquí acércate. 

 

El miedo hace que mi cuerpo no se mueva. Mis piernas temblaban. 

 

Pero su hermosura irresistible me hizo caer poco a poco en su trampa. 

 

En ese entonces no me podía imaginar que ese encuentro más tarde provocaría el caos en todo el continente y me llevaría a convertirme en un “Santo de la Espada”